Viuda a los veinte años, y con tres hijos luchó por ellos, trabajó de mucama mientras sus niños fueron creciendo. Con mucho sacrificio, les dio un estudio, les dio consejos para que fueran hombres, fue madre y padre, no tuvo sexo. Uno fue abogado, otro ingeniero El poeta, el loco, el más bohemio y aventurero, tuvo la suerte un día que todo un pueblo cantó sus versos. Y aquella fiel mucama, viuda a los veinte, la madre de ellos, le regaló una casa, la hizo una reina, cumplió su sueño. Le regaló una casa, la hizo una reina, cumplió su sueño. Al tiempo aparecieron los dos hermanos del más pequeño, el abogado solo porque en un juicio perdió sus sueños. El ingeniero triste vio sus castillos caerse al suelo y encontraron al loco, al discutido, al más pequeño. Con un verso en la mano y que decía: gracias al cielo que tengo a mis hermanos, aunque mi madre... murió hace tiempo. El poeta, el loco, el más bohemio y aventurero, tuvo la suerte un día que todo un pueblo cantó sus versos, el poeta, el loco.