Quien despertó ese gemir, sobre la siesta del chaco
Quien desató, su vendaval de llanto desconsolado,
Habrá de ser el corazón de San Francisco Solano
Que nunca se olvidó de sus hermanos.
(repite)
Turbio caudal, ciego de amor,
rojo volcán que no murió
Dulce oración furia y pasión,
amargo llanto.
Déle cerrar, sobre el confín, de una cigarra soñando
No llores mas viólín tu amargo llanto
quien desato ese gemir, sobre la siesta del chaco