Cual venenoso batracio, tu ponzoñoso corazón
me ahoga en un laberinto, de pecado, y de traición.
La oscuridad de tu alma, ha perturbado mi razón,
yo, que volvía de tan lejos, tú que te ibas, con otro amor.
Te feriaste mi plata, me empeñaste la moto.
Te has llevado toditas las ollas de mi madre.
mis amigos me dejan, dormido en la cantina,
No tengo mas remedio que matarte y que matarme
Y que Dios me perdone, tú no eres más, que una perdida.