Creo que es acertado sentarse al lado
de quien enseña siempre sus cartas,
un poco necio pero se vive mejor así.
Dices que no te importa que te hagan daño.
Y subes otro peldaño de esa escalera
tan embustera que tu has creado.
Tal vez sea mejor así.
Y luego poquito a poco te vas limpiando
de las heridas que te han causado en los pies
los vidrios de tu confusión.
Y vuelves hacia tu cama limpia y extraña,
Rota como una gota de lluvia fina.
Quizás despierta, quizás dormida.