Hablo contigo sin que estés
susurrándole al viento,
pidiéndole a Dios que vuelva el día
en que tenía tu compañía.
Derramo tus lágrimas en mi escritura
deshaciendo la tinta entre líneas,
que dibujan tu cara, tus formas
mis sueños.
-Estribillo-(bis)
Que no daría yo
que no daría,
que no daría yo
por tu compañía.
(A partir de qui sigue siempre igual)