A las siete de la tarde
Tienen música los rieles,
Asoma la trocha angosta
El hocico de juguete.
Tamaña carga de chircas
Le lava el aire caliente
Y el tizne de los obreros
Y el sudor de aquella gente.
A las siete de la tarde
Todo se hace más urgente
En las gorras ferrujientas
Y en las manchas de los dientes.
Desde la risa espontánea
A A palabrota hiriente,
Desde las manos hinchadas
A la delgadez del verde.