Tienes que mirar sobre las lomas
de este valle, si te asomas
a ver ese bosque que hay alrededor
y saber del cielo tan profundo
por las cronicas que al mundo
siempre ha referido un el viento narrador.
Tienes que tirar al norte, hermano
pero a un norte mas urbano al norte de la ciudad,
para comenzar y luego sentarte en la vereda
a escuchar crecer la hierba y a ver las piedras rodar.
Tienes que mirar sobre el camino
que ha trazado el campesino en largas marchas
de silencio y soledad para que percibas esa vida
que habia quedado escondida
al desarrollo que marco a la capital.
Tienes que mirar los arroyuelos
y los pastos con el viento
que los viene a acariciar
y dejar un mundo convencido de
su sueño desmedido que camina para atras.
Tienes que tomar la carretera por madín
que es una presa de recuerdos
donde prohibieron nadar
y seguir mirando pastizales regios bosques
y otoñales valles que a diario se encienden de azafrán.
Tienes que mirarlo todo aprisa si quieres
guardarte brisa en la memoria y evocarlo como esta,
tienes que ver todo en su momento
porque al cabo y con el tiempo nada vuelve a ser igual.
Tienes que mirar sobre la loma
sobre el valle, si te asomas,
recorrer el campo que anda por ahí
tienes que mirarlo 20 veces
tienes que aprenderlo a repetir
tienes que asombrarte para siempre porque pronto
va dejando de existir, si, va dejando de existir.