Con la lluvia de invierno, con mis primeras canas
llegaste a mi vida niña del alma,
lo mismo que el levante vuelve loca las flores
tú a mi me has vuelto loca, loca de amores.
Por ti daría la vida, por ti bebo los vientos,
por ti derrumbaría los pilares del cielo.
Yo no he sentido nunca celos por nadie
y ahora, niña, no quiero que a ti te roce el aire.
Mi niña marinera, la de los ojos negros,
la de la piel morena, mi rosa de los vientos.
La que me ha vuelto loco el corazón,
la que me da la vida al despertar,
la que cada mañana con una sonrisa
me vuelve a llenar.
Tan poquita cosa, eras tan poquita cosa,
que te cogí entre mis manos
como el que coge una rosa.
Tan poquita cosa, siendo tu tan poca cosa,
llenaste mi vida entera
igual que las mariposas llenan las primaveras.
Yo no te conocía, solo te imaginaba,