Sucedió, una noche clara
De esas que conocen cosas,
pero nunca dicen nada
Cuatro de enero del noventa,
tras la tormenta criminal
Que dolor, que dolor
Sebastián lavaba carros
Escribía prosa y más
Un personaje sin historia
Con una capa en harapos se creía Superman,
Y luchaba contra el mal,
luchaba contra el mal
Bajo el balcón del edificio verde claro
Vende una joven sacrificio y soledad
Envuelve su esperanza junto con un par de mangos
Que dolor, que dolor
Sebastián todos los días
le ofrecía más que el mar
según él lo había comprado,
y le pertenecía pero ella jamás lo oía
Si me quieres conquistar', decía
'Sólo las estrellas bastarán'.
'Sólo las estrellas bastarán'.
El loco pensó muy bien su plan
De cartón y de madera
comenzó a confeccionar
La verdadera supernave espacial
Que lo llevaría al esp-acio sideral
Cuando de repente, mientras martillaba fuerte,
Vio una luz distante cayendo al horizonte,
Sebastián se confundió,
e inmediatamente se lanzó al mar
En busca de aquel astro para amar,
Porque sólo las estrellas bastarán,
Sólo las estrellas bastarán
Cuatro de enero del noventa
Un día como otros en mi pobre Panamá
Y en la página de atrás, la Crítica anunciaba
La muerte de ese pobre desgraciado del mercado
Que dolor, que dolor
Y ella solitaria aún se encuentra
Bajo el balcón de la esperanza siempre pide más
Nunca la conquistarán,
el misterio de su amor nunca hallarán
Porque sólo las estrellas bastarán
Sólo las estrellas bastarán
Sólo las estrellas bastarán.
Sólo las estrellas bastarán.