Una noche de sudor, en una barca en pleno mar,
mientras el día amanece ya, aún sus redes
vacías están.
Pero la voz que te llama, otro mar te enseñará
a la orilla de sus corazones, sus redes lanzará.
Ofrece toda tu vida
Y serás, siervo de todo hombre,
siervo por amor, sacerdote de la humanidad.
Avanzaba en el silencio, entre lágrimas esperaba
que la semilla antes esparcida, cayera sobre
tierra fértil.
De fiesta está tu corazón, porque el trigo que ondea.
Ya ha madurado bajo el sol y se puede
almacenar.
Ofrece toda tu vida
Y serás, siervo de todo hombre,
siervo por amor, sacerdote de la humanidad.