No tengo ni oro ni plata.
Sólo tengo un verso,
que sabe de una esperanza
con sol de desierto,
no tengo más que estas manos
que se abren al cielo.
Te ayudará mirar alto,
a los ojos de tu Padre,
que hará que en silencio sientas
como el pecho se abre.
No tengo más que esta vida,
con ella me alcanza,
para contarte que un día,
cansado de mirar al suelo,
un ángel rozó mi herida
y la llenó de consuelo.
No tengo ni quiero plata,
si aquí esta Dios estoy lleno.
No tengo ni oro ni plata,