Yo no siento nada pero presiento que a chorrros se escapa
la magia de mi alma gastada. Ella en la calle tirada, algunas sirenas lejanas
resuenan en la noche olvidadas, veloz caballo de acero, tu gasolina mi sangre
y su cuerpo se mezclaron en el suelo.
El gris de la carretera, dibujado en su melena.
Y la luz se le apagó, y su voz se le apagó.
Se le apagó la luz, tembló, y no llega la camilla, luché buscando una salida
para ir a escuchar su corazón con las manos confundidas no me mantengo en pie
no llego hasta la niña de mi vida.
Porque no habla no entiendo hace un momento me iba diciendo no corras tanto
que tengo miedo. La ambulancia volaba, entre la vida y la muerte pensaba que
echaba tanto de menos su casa. Amarga risa en la cama, imagina que es una
diana con todas esas agujas clavadas.
Bromea sobre su suerte, le hace sentirse más fuerte. Entre la vida y la
muerte se piensa tan diferente. Y la luz se le apagó, y su voz se le apagó.
Se le apagó la luz tembló, le cerraron las cortinas y escuchó pasar la vida
y el suave latir de un corazón, la indirecta comprendida, una torpe
despedida de la niña de su vida.
(BIS)