Perdón, te digo adiós, si perdonas podrás olvidar,
no quiero que el amor sea trigo sembrado en el mar.
Sólo quiero que seas feliz, que te libres de mi,
y recobres la fe,
que te queden de mi la ternura, como resolana, debajo la piel.
Se ha roto entre los dos la alegría del sueño de amar,
nos queda la ilusión, y es posible volver a empezar.
Nadie puede inventar el amor, no me guardes rencor,
despedirse es tan cruel,
que te quede de mi la ternura, como resolana, debajo la piel.
Y cuando el amor renace vuelve a cantar la vida,
vuelve la fe perdida, todo tiene sentido otra vez.
Si te queda de mi la ternura, como resolana, debajo la piel.