Era feliz en su matrimonio aunque su marido era el mismo demonio
tenía el hombre un poco de mal genio
ella se quejaba de que nunca fue tierno
Desde hace ya más de tres años recibe cartas de un extraño
cartas llenas de poesía que le han devuelto la alegría
Quién te escribía a ti versos, dime niña quién era
te mandaba flores en primavera
y cada nueve de noviembre, como siempre sin tarjeta
te mandaba un ramito de violetas
A veces sueña ella y se imagina
En cada tarde al volver su esposo
cansado del trabajo va y la mira de reojo
Laraira