Tenía mi parcela de tierra donde el jilguero cantaba sus dulces trinos
el río daba su canto que juntaba las semillas
y florecían los campos que eran una maravilla
y florecían los campos mirando al sol pucha caray
Tuvimos con la negra María cuatro changuitos negritos, nuestra semilla
eran los dueños del campo, naranjales y sandías
Vendía toda nuestra cosecha donde la gente compraba en las ciudades
por los tambores de coca daban buen precio el camino
De pronto aparecieron soldados armados hasta los dientes, vieras qué miedo
incendiaron los cocales, naranjales y sandías
Triste es la vida del monte, donde encontré compañeros pijchando coca
solos hambrientos sin nada en busca de su platita