Hay una puerta entreabierta
entre tu boca y la mía.
Hay una palabra muerta,
una mirada vacía.
Hay un silencio que mata
una escalera que sube,
y una duda que me baja,
y una cabeza en las nubes.
Lo reconozco, fumo porros a diario.
Me fumo uno y es como poner la radio.
Pero por dentro de mi amarga cabeza,
siempre tan sola y tan llena de tristeza,
me salen las canciones que a mí más me molan.
Las musiquillas que a mí más me motivan,
las amarguras se vuelven amapolas,
y las tristezas me alegran la vida.
Anda, dame que fume, porque me siento sólo.
Dame de fumar porque no quiero estar triste, no.
Calada a calada, porro a porro,
se desnuda el aire y la luna se viste.
Una garganta se rompe al filo de la mañana,