resbalaban las gotas tensas.
Aquel día que me fui
sintiéndome un cactus
que pinchaba si te acercabas más.
No pu-de pro-bar
mi ve-lo-ci-dad,
me sen-tí un juglar
Es-pe-rando cicatrizar.
Cada verso fue más gris,
lloraba el encuentro,
y el silencio sonaba como un vals,
devoraba mi cabeza,
comía del filo
que dejaban las rocas en el mar.
Perdón no me quise ir
y cuando volví ya no estabas,
pensabas que era lo normal