A.-Te conocí rasgando el pecho
de la muerte un día.
Tú no sabías nada
y eras tú quien la llevaba
de la mano,
de la mano.
A.-Y así tú seguirás sin reparar
B.-Eres un espacio que se vuelve
sin espina y que se pierde
en la alegría de volverse.
Pero ya tu voz está quedando,
ya tu mano está gravando
todo un nombre con sus dientes.
B.-Quien que no haya visto la tristeza