Nuestras almas volvieron a volar fugitivas
sobre las sensitivas floraciones de azahar
y a su paso entendieron que el amor no precisa
ni eclosiones, ni brisas; solo basta soñar
nuestras almas volvieron a su antiguo lugar.
Recreando aquel ave nuestro amor renaciente
en su trino riente me ha incitado a cantar
cojo yo mi guitarra y la pulso y me postro
contemplando tu rostro que me ha vuelto a hechizar.
Desde entonces te sueño pero no como antaño,
ya no me hace más daño tu ausentismo fugaz
guardan todas las almas en el vasto universo
su lugar en un verso, su remanso de paz,
ya mis besos volvieron a anidarse en tu faz.