Acabo de llegar, no soy un extraño.
Conozco esta ciudad, no es como en los diarios
desde allá.
Dos tipos en un bar se toman las manos.
Y yo los miro sin querer mirar
y enciendo un faso para despistar.
Me quedo piola y empiezo a pensar
que no hay que pescar dos peces con la misma red.
Acabo de mirar las luces que pasan.
Desprejuiciados son los que vendrán
y los que están ya no me importan más.
Los carceleros de la humanidad
no me atraparán dos veces con la misma red.