Era hermoso aquel tiempo
De ilusión florecida
Desplegándose al viento.
Cuando madre encendía
Los candiles del alma
Con sus ojos de cielo.
Era hermosa la nada
La asombrosa inocencia,
La alegría creciendo
Sin razón aparente.
Campanario tañendo
La gozosa embestida
De la mágica vida
Porque el mundo era nuestro.
Intermedio: como la introducción.
Y que no me arrepiento.