Miquela, Miquela, no se me borra lo que decías,
caía la lluvia, pero brillaba el sol en tu ironía.
Y al salir del colegio, volviendo a casa,
me jurabas que hay un solo tren,
solo pasa una vez y después adiós,
Y esperábamos juntos los dos.
En clase formales, una mirada yo y un gesto tú,
los deseos normales después en casa con muy poca luz.
Y aquel hijo que un día no tuvo sentido,
yo no sé si hoy podría tenernos unidos
para esperar esa estrella,
que jamás llegó a brillar.
Quién era, quién eras,
ya nuestro tren ha pasado.
No espero, no esperas,
ahora ya todo ha cambiado.
Y yo soy solamente yo
y tú bastante con ser tú ya ves.
Y me acuerdo de ti, entre frágil y dura,
y me acuerdo de mí todo lleno de dudas;
Siempre esperando esa estrella
que jamás llegó a brillar.
Quién era, quién eras,
ya nuestro tren ha pasado.
No espero, no esperas,
ahora ya todo ha cambiado.
Y yo soy solamente yo
y tú bastante con ser tú ya ves.
Miquela, Miquela; y tu sonrisa no cambiará jamás.
Y quizás aquel hijo perdido y soñado,
nos tendría a su lado a los dos,
esperando ese tren que una vez ha pasado
ese tren que nos dijo adiós
Miquela, Miquela, dicevi un giorno che ce ne andremo via