Cuando recibiste los primeros pibes,
estábamos allí;
y les regalabas tu amistad y tu tiempo sí,
estábamos allí.
Entre aquellos que oyeron de ti el
Evangelio, estábamos allí.
CONTIGO EE NTRAS NOS QUEDE ALIENTO,
TUS HUELA S CAE NADM OS, SÍ.
NO DEJADM OS DE AMAR, NO,
NO DEJADM OS DE AMAR.
Que el miedo se quiebra ante una sonrisa, lo