Desde lejos soñé tenerte algún día
y al verte comprobé que ya te quería
porque yo te intuí divina y graciosa
y te presentí dueña de mi ser.
II
Y te juro así que jamás, mi bien,
yo te olvidaría, mi amor,
porque despertaste en mi
la fe, la esperanza mía.
Serás para mi, compañera ideal,
que mitigaría el dolor;
porque encontré en ti
mi gran pasión, mi corazón.
I