Anduve de caminos largos con el corazón al hombro,
partí mi vida en escombros por esos campos amargos.
Sufrí también los letargos que da la tristeza plena,
y en noches de luna llena yo salía a buscar consuelo
pensando que luna y cielo me aliviarán de la pena.
Florecí como florecen esas matitas camperas
de viento en las pasajeras lluvias que al campo estremecen.