El Señor hizo en mí maravillas. ¡Gloria al Señor!
¡Engrandece mi alma al Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador!
Se inclinó a la pequeñez de su esclava;
desde ahora dichosa me dirán todos los siglos.
Maravillas hizo en mí el Poderoso,
y santo es su nombre.
Su bondad por los siglos de los siglos
para aquellos que le temen.
Desplegó fortaleza Su brazo,
dispersó a los soberbios.
Derribó a los potentados de los tronos,
y encumbró a los pobres.
A los hambrientos llenó de bienes,