Les voy a contar la historia de Norberto y Raquel;
ellos no eran tan amigos, pero se caían bien.
y es por eso que en pareja todo tenían que hacer.
Son pololos, son pololos,
les decían los demás.
Son pololos, son pololos,
y se tienen que besar.
Compartían el mismo banco y la fila para entrar;
al almuerzo, las cucharas y ese mendrugo de pan;
eran pareja en la cueca y también al disertar;
en la foto del anuario salen juntos bien atrás.
Son pololos, son pololos,
les decían al pasar.
Son pololos, son pololos,
y se tienen que casar.
La profe de castellano encargó una composición,
Norberto la hizo perfecta y a Raquel se le olvidó.
Al verla desesperada, Norberto se la prestó.
Raquel copió hasta las comas y la profe los pilló.
Son pololos, son pololos,
y los van a suspender.
Son pololos, son pololos,
y se tienen que querer.
Ese martes de castigo, Norberto extrañó a Raquel,
la llamó timidamente y preguntó
¿Qué vas a hacer?
Se juntaron en el cine a ver el Zombie Espacial
y en medio de la masacre empezaron a pololear.
Son pololos, son pololos,
lo sabe el zombie espacial.
Son pololos, son pololos,
y qué importa el qué dirán.
Son pololos, son pololos,
y se quieren de verdad.
Son pololos, son pololos,
y al demonio los demás.