Les voy a contar la historia de Norberto y Raquel; ellos no eran tan amigos, pero se caían bien. y es por eso que en pareja todo tenían que hacer. Son pololos, son pololos, les decían los demás. Son pololos, son pololos, y se tienen que besar. Compartían el mismo banco y la fila para entrar; al almuerzo, las cucharas y ese mendrugo de pan; eran pareja en la cueca y también al disertar; en la foto del anuario salen juntos bien atrás. Son pololos, son pololos, les decían al pasar. Son pololos, son pololos, y se tienen que casar. La profe de castellano encargó una composición, Norberto la hizo perfecta y a Raquel se le olvidó. Al verla desesperada, Norberto se la prestó. Raquel copió hasta las comas y la profe los pilló. Son pololos, son pololos, y los van a suspender. Son pololos, son pololos, y se tienen que querer. Ese martes de castigo, Norberto extrañó a Raquel, la llamó timidamente y preguntó ¿Qué vas a hacer? Se juntaron en el cine a ver el Zombie Espacial y en medio de la masacre empezaron a pololear. Son pololos, son pololos, lo sabe el zombie espacial. Son pololos, son pololos, y qué importa el qué dirán. Son pololos, son pololos, y se quieren de verdad. Son pololos, son pololos, y al demonio los demás.