Fue en ese cine, te acuerdas,
en una mañana al este del edén,
James Dean tiraba piedras
a una casa blanca, entonces te besé.
Aquella fue la primera
vez, tus labios parecían de papel,
y la salida en la puerta
nos pidió un triste inspector nuestros carnets.
Luego volví a la academia
para no faltar a clase de francés,
tú me esperaste hora y media
en esta misma mesa, yo me retrasé.
Quieres helado de fresa