Sale loco de contento con su cargamento
para la ciudad, para la ciudad.
Lleva en su pensamiento todo un mundo lleno
de felicidad, de felicidad.
Piensa remediar la situación
del hogar que es toda su ilusión, sí.
Alegre el jibarito va,
cantando así por el camino.
Si yo vendo la carga, mi Dios querido,
un traje a mi viejita voy comprar.
Alegre también su yegua va
se advierte un mundo de alegría,
en eso le sorprende la luz del día
y llegan al mercado de la ciudad.
Pasa la mañana entera sin que nadie pueda
su carga comprar, su carga comprar.
Todo, todo está desierto el pueblo está muerto
de necesidad, de necesidad.
Y se oye un lamento por doquier
en mi desdichada Borinquén, sí.
Borinquén, la tierra del Edén,
llamó la perla de los mares,
ahora que tú te mueres con tus pesares,
déjame que te cante yo también.
Yo también.