Tan gordas, tan pintadas,
tan cursis, tan solteras,
tan los labios pintados,
tan los trajes de seda,
tan el piano, el violín
tan tin, tin tan, tan ton
el violón, el violón.
Murieron los jazmines
sobre los altos senos,
ya está verde violácea
la que tomó veneno.
La vamos a enterrar
dentro del violoncello.
Del violoncello
Ha tiempo que no iba
por el café del puerto.
Partitura amarilla,
atril con polvo, espejo
sin imágenes, lento
pasar de antiguas sombras
por el café desierto,
y la registradora
con el cajero muerto.