Tal vez te suene esta tonada como transistorizada,
entonada por la laringitis del escape,
pero así suena en la tatema cuando vas a La Merced.
Tal vez te suenen mis palabras a humedad ahumada urbana,
tan cascadas por la sinusitis que contraje,
pero te traje escaparates, ¡ya le va!, pa su merced.
Desde el taxi, recorriendo medio sueldo,
veo al sol detrás, viajando de mosca,
llegando tarde a la chamba a chambear,
en la 1ª calle de la Soledad.
Quizá te encuentres agüitado a media estaca, trago a trago;
oye, ¡buzo!, enlata tu gastritis -¡buena idea!-,
y si le pegas su etiqueta, a la fayuca llévala a vender.
Si ya tu chava no te pela, ponle a tus zapatos suelas,
que es consuelo andar con peatonitis, pie de atleta,
y si te cansas, en la esquina ponle un veinte al 03, ¿cómo la ves?
Mete un metro en el boleto anaranjado;
a media realidad, te bajas -¡qué país!-;
detrás del Palacio Nacional,
está la 1ª calle de la Soledad.
(Se repite círculo)
Desde el taxi, recorriendo medio sueldo,
llevo al sol detrás, viajando de mosca,
llegando tarde a la chamba a chambear,
en la 1ª calle,
en la 1ª calle,
en la 1ª calle de la Soledad.