aunque no haya luna llena,
siempre se queda en nosotros;
y eso que a mi me desvela,
es como entrar en tus ojos,
es como si fuera el oro
de todas las cosas bellas,
como la fuerza de un potro
que se encabrita en la selva.
Algo que nos toca el hombro
Todas las bestias salvajes,
serpientes de lunas viejas,
pasan y toman asiento,
pero eso no me desvela,
sino la luz que despierta,
en las mañanas que vengan
otro camino de luz.
Algo que siempre ha nacido
y que no es como una esfera
más bien parece una hembra
que esta pariendo una estrella.
Le duelen todas las puntas
sangra con luz de la tierra;
el árbol llena su copa
del canto de aves viajeras,
pajaros de otro planeta,
que nadie ha visto de cerca.
La ciudad en su horizonte
sabe su nombre que vuela