Pon en mi triste vida una gota de amor,
una gota del néctar de tus labios en flor;
pon en mi vida paria la sombra de tus ojos
y deshoja las dalias de tus castos sonrojos.
Que nunca llegue la hora del olvido,
que nunca llegue la desilusión,
que nunca suene el último latido
de nuestro aventurero corazón.
Que nada empañe tu cielo pagano,
que mi alma riegue flores en tu altar
y que las gotas de tu amor profano
sean el mejor licor para olvidar