Se me rompe la mañana otra vez
cuando descubro que en el cofre no hay mapa.
Que la tormenta vivida ayer
ha mordido en los rincones del alma
y me vacío como un biberón
para rodar por tu garganta,
pero nunca llego a encender ese fuego
que late escondido en tu corazón.
La noche se ríe de los dos porque ella nunca para,
la noche puede con los dos porque ella no para.