Él, que creía en tantas cosas,
que despertaba con el sol.
Él, que por todo sonreía,
y que aún soñaba ser mejor.
Pero los años pasaron ya,
y el viejo Pablo qué solo está.
Laralá, laralá,
laralá, laralá, laralá.
Cuando era mozo cortejaba
a las muchachas del lugar.
Pero soltero se quedaba;
nunca perdió su libertad.
Y ahora, de viejo, no tiene hogar.
¡El pobre Pablo qué solo está!
Laralá, laralá,
laralá, laralá, laralá.
Pablo, cansado y encorvado,
sus aventuras va a contar.
Él sólo pide que le escuchen;
toda su vida fue luchar
Pablo se muere y nadie hay con él
Sólo su perro, que le fue fiel
Laralá, laralá,
laralá, laralá, laralá.