Me dijeron que te vieron, te pillaron
el otro día sabroseando con un señor
que no era yo.
Me contaron, los que te vieron
en una forma, Dios mío, que ¡Uy!
mejor no digo.
No fué uno, ni fueron dos, fueron tres
los amigos que te vieron con el,
moliendo caña.
Ay mientras yo, muy solitario, como el llanero,
porque tu a mí me dijiste que ibas de viaje
donde tus viejos del alma.
Y ahora dices tú, que no es así,
que ese era un primo que estaba allá,
que te invitó a salir,
y te dió pena decir que no.
Que te perdone yo, que te perdone
como si yo fuera el Santo Cachón,
mira mi cara, ves, yo soy un hombre,
y no hay que andar repartiendo perdón.
Ajuiciate mama, porque el juicio,
porque el juicio muchacha ajuiciate,
yo me iba a casar contigo por poco meto la pata
y ahora no puedo ni verte puedo hacer un disparate.
Tu primito, si te quiere, que te exprima,
de mí no podrás quejarte porque,
te divertiste también.
Se que hay cosas en la vida
que un hombre sale ganando cuando las deja perder.
Entre el cielo y la tierra, dice un dicho,
que no existe nada oculto y todo se llega a saber.
Te pillaron, te caíste,
siretón, te perdono,
tendría que aguantar callado si tu, lo vuelves a hacer.
Mujer si un día te ví, no te conozco,
y si fué así ya ni me acuerdo,
como dicen por ahí: a otro perro con ese hueso.
Que te perdone yo, que te perdone
como si yo fuera el Santo Cachón,
mira mi cara, ves, yo soy un hombre,
y no hay que andar repartiendo perdón.
Ajuiciate mama, porque el juicio,
porque el juicio muchacha ajuiciate
yo me iba a casar contigo por poco meto la pata
y ahora no puedo ni verte puedo hacer un disparate.
Que te perdone yo, que te perdone
como si yo fuera el Santo Cachón,
mira mi cara, ves, yo soy un hombre,
y no hay que andar repartiendo perdón.
Que te perdone yo, que te perdone
como si yo fuera el Santo Cachón,
mira mi cara, ves, yo soy un hombre,
y no hay que andar repartiendo perdón.