No hay en la Tierra ni en el mar
quien no haya oído mencionar
la gran belleza de mi silu - eta
y el suspirar que provoco al pasar.
Dios me bendijo y me miró
con su hermosura me vistió.
Soy el reflejo más perfecto de su mano
y no hay nadie como yo.
No hay en la Tierra ni en el mar
quien no haya oído mencionar
la gran belleza de mi silu - eta
y el suspirar que provoco al pasar.
Dios me bendijo y me miró
con su hermosura me vistió.
Soy el reflejo más perfecto de su mano
y no hay nadie como yo.