El diablo es un señor almidonado
Que nunca olvida el saco y el sombrero
Que vive en una casa con placares
Para esconder el miedo y lo ajeno
El diablo es tan correcto como el hambre
Perfecto y ordenado como el fraude
A veces tiene panza y si no tiene
Es calvo como todos sus placeres
El diablo tiene cola mas la esconde
En grueso portafolio color negro
Donde lleva también los documentos
Que lo autorizan a matar al pueblo
El diablo pone el alma en las tribunas
Y escucha los discursos de los muertos
Se arrastra con orgullo por la historia
Y se acuesta con pobrísimos recuerdos
El diablo se levanta muy temprano
Cansado del confort que lo encadena
Y corre por las calles presuroso
A compartir su hastío y su pena
Lo he visto muchas veces como ustedes
En el espejo y el bolsillo de cualquiera
En el seguro que asegura todo
Menos la paz, la luz, la primavera
Lo he visto caminar al lado mío
Y medir la moral y las polleras
Decidir el tamaño de la dicha
La justicia, el honor y las ideas
Lo he visto muchas veces pero ahora
Mi alegría habla claro de su ausencia
Tal vez sus propias manos lo mataron
Al escuchar por fin a su conciencia
La ra la ra ra ra ra la ra ra rai ra
La ra la ra ra ra ra la ra ra rai ra
Tal vez sus propias manos lo mataron
Al escuchar por fin a su conciencia