Del puerto de La Habana, el Morro Castle se vio zarpar
Una tarde Habanera, linda hechicera, como su mar
En la extensa cubierta, gozaban todos con gran primor
En el barco lujoso que majestuoso iba a Nueva York
Las madres cariñosas, llevaban hijos del corazón
Novios recién casados, y enamorados de su ilusión
El Morro Castle corría, corría, navegando sin cesar
Bajo lo inmenso del cielo y el inquieto suelo azul de la mar
Y mientras todos dormían, llenos de un dulce “support”
Les espiaba la muerte que andando silente iba en el vapor
Les espiaba la muerte que andando silente iba en el vapor
Las tres de la mañana y todos duermen sin un temor
cuando sale una llama que pronto inflama todo el vapor
La madre busca al hijo, otro a su esposa, todo es dolor
entre el fuego chispeante, volcán bramante que causa horror
132 murieron, murieron, sembrando un cruel dolor
en la capital cubana y en la americana ciudad de New York