Un muchachón de manos engrilladas;
un comisario "bravo" y un alcalde
le escupen su desprecio "pa que hable".
-Lo mataste a traición, seguramente
Y el mozo contesta: -Sepa, alcalde,
que los hombres nacidos en mi tierra
muy pocos matan de traición a naides.
-Sin embargo -interrumpe el comisario-,
nunca matan de frente los cobardes.
-¿Y de cuándo esa fama, comisario?
-Te la ganaste bien aquella tarde
-Aquello fue otra cosa, comisario;
me achiqué con razón, no por cobarde.
Aquella tarde me allegué hast'el pueblo
pa buscarle rimedios a mi madre,
que había quedao solita, allá en el rancho,
quemándose de fiebre sobre el catre.
Si me achiqué, señor, no jué de miedo.
¡Jué su voz que me gritó: "parate"!
Es muy fiero, señor, pa quien ya siente
que la muerte comienza a aporximarse,
encontrar que no hay naides en el mundo
que le empreste un poquito de coraje;
sin tener quien le rece un Padrenuestro
ni tener quien le pida un "Dios te salve".
Pero ayer, pero ayer me cobré, sabes
Pero ayer me cobre, sabes
Mi mama ha muerto; y ya sin su cariño que me ate
m'encaminé pal pueblo, bien seguro
de no encontrar tranquera que me pare.
Estaba en el boliche el "hombre guapo"
hablando de bravura, de coraje
"que a los hombres los reta como a chicos "
"que no encuentra varón que se le cuadre "
Por eso, al dentrar yo, ni m'hizo caso,
y con desprecio comenzaba a ráirse
cuando mi zurda cuando mi zurda le cruzó la cara
pa evitar el decirle: "¡acomodate!"
Sacó el facón y se me vino al humo.
La carrera conmigo l'era fácil
y el hombre, entusiasmao, seguramente,
tiró un hachazo se quedó pagando
buscando sitio pa poder dentrarme
y sonso juera yo de no cobrarme.
-¿Tenés más que agregar?
¡que no güelva a tratarme de cobarde
sin soltarme una mano, por lo menos
por si tiene el antojo de probarme!