Era un hombre solitario
Que vivia de limosnas
Hasta que paso Jesus
Y su vida transformo
Era Bartimeo el ciego
Que sentado en el camino
Oyo que, venia Jesus
Y clamando se paro
Su clamor era profundo
Tan profundo que el maestro,
Con la grande multitud
Claramente oyo su voz
No clamaba con sus labios
Sino con su corazon
Y Dios nunca ha despreciado
El humilde corazon
// Ten misericordia
Ten misericordia de mi
Le gritaba Bartimeo
Y Jesus oyo su voz//