El reloj prosigue su cadencia silenciosa
el esconde el vientre donde se gesta el amor
va sangrando sobras de este tiempo enfurecido
carga en sus agujas el presagio de este adiós.
Creo que a tu rostro lo encontré en esta guerrilla
Ella y yo solemos recordarte en el silencio
ella y yo sentimos que jamás viene el final
juntos recorremos las heridas del misterio
gestos y utopías la verdad de la verdad.
No me esperes nunca recostada en el enero
puede que me porte como un perro de ciudad
sin adiós, sin tiempo, sin reloj, ni sustantivos
y me marche ausente sin volver la muerte atrás.
Suelo emborracharme con promesas sin destino