Mendoza, tierra caliente,
patria del vino,
del canto de tus acequias
nace el dulce acento mendocino.
Mujeres chapecas negras,
Que vengan tonadas y vengan cuecas,
tomando tiempos de serenata,
no han de faltar pasteles
ni sopa y pilla, ni el vino en jarra.
Quiero volver a verte, serenatera ciudad cuyana,
como cuando las niñas
las escuchaban tras las persianas,
y la luna nochera se derramaba sobre el balcón.
INTERMEDIO: Como la Introducción.