Cuando no me quieras, volveré en silencio,
por la misma senda que me vió llegar,
miraré tus ojos, y apenas sonriente,
adiós para siempre, te diré al marchar.
Cuando no me quieras, ni llantos ni ruegos,
ni el blanco pañuelo, que apura el final,
haremos de cuenta que todo fue un sueño,
y que en ese sueño murió la verdad.
Cuando no me quieras, me iré de tu lado,
el tiempo y tu olvido, me consolarán;
y si es que hay un cielo por todo anhelado,
allá irá mi alma, que no morirá.
Serás una estrella que me habré ganado,
por ser en la tierra quien te quiso más.