Duro, como el alma de un frontón
sos un penal, de curdas y mosquitos,
largo y pisoteado cinturón
de una ciudad, que va creciendo a gritos.
Si te habrás mamado de alquitrán,
de pucho y celofán, de correntada,
panteón de rata enamorada
que cruza sin mirar, el callejón.
Sobre el almanaque de tu piel
corrió la miel, de trompos y monedas
viejo cordón de mi vereda,
la luna y el hollín te hicieron gris.
Contame un poco más, del tiempo aquél,
en que el tranvía te afeitaba
cuando la noche era un festín,
de taco y de carmín, en la enrama da.
Hablame del zaguán, el verso aquél
que se llevó la alcantarilla
si en este mundo sin orillas
el único peatón sos vos.