Salpicando en el vaivén la ternura entre las mesas,
va llevando una cerveza "con permiso, por favor".
Ella tiene algo de flor cuando va, cuando regresa;
liviano el paso por el salón que deja rastros de sol.
¿Quién podrá sobrevivir a tu encanto de mujer?
Si se despegan mis pies del suelo si te miro pasar.
Y un piropo al suspirar se me asoma por la voz
con palabras que se empeñan con treparte hasta el corazón.
Será que he de contemplar, armaduras yo me quito,
rara especie de angelito con bandeja y delantal.
Yo la observo caminar cada tarde y pienso que ella
tendría el mundo a sus pies quizá con un sencillo ademán.
Sueño de tinta y papel que se mece con el vals,
y hace verso el eco de tu pie con cada paso que das.
Me rebota el corazón entre la espalda y el pecho,
sus en - can - tos al acecho van silbando una canción.
Yo me pierdo en la intención al soñar su cuerpo y pienso
que lleva escrito en aquella piel el mapa de mi ilusión.
¿Quién podrá sobrevivir a tu encanto de mujer?
Si se despegan mis pies del suelo si te miro pasar.
Y un piropo al suspirar se me asoma por la voz
con palabras que se empeñan con treparte hasta el corazón.