En una chabola lejos del asfalto
vive hace tiempo un señor muy raro,
es extravagante y huele a butano.
Si alguien le desprecia, él le da la mano.
No hablará contigo más de media hora
siempre hay mucha gente cuando no está a solas.
Dicen que el demonio de la mala suerte
un día con sus garras lo cogió muy fuerte.
Tiene el pelo oscuro, los ojos claros
y los dientes negros de mascar tabaco.
Su mano derecha repleta de anillos
en la izquierda un vaso guarda el equilibrio.
Hay quien esta vida se la toma a broma
y hay quien se suicida con balas de goma.
No hay por qué pasar el tiempo pensando en lo perdido
ni llorando lágrimas de cocodrilo.
Si le duelen los recuerdos,
se los cura con ginebra.
Él quiere enterrar el tiempo,
dentro de un reloj de arena.
Como nunca tiene sueño,
se pasa la noche entera
con su viejo catalejo,
que le acerca a las estrellas.