La que está en la cortada justo a un lado
del enorme almacén que da a la esquina
es la nuestra, Raquel, llame a su puerta
y pregunte si está Marga o Dorita.
Ud. sabe de ellas, las ha visto,
en las fotos que guardo de esos días
son mis buenas hermanas las mayores,
digalés que las quiero tanto, hija!
Llamemé para adentro a cada paso
llameme con el alma hijita mía
traigame si es que puede cuando vuelva
un poquito de tierra de Mantilla.
Con los ojos cerrados se ha quedado
aspirando ese olor a mandarinas
Ay! que lejos que queda Buenos Aires
de este cielo infinito de Mantilla!
II