(I)
Beatriz lloraba en la plaza un 28 de Septiembre
y el viento llevaba lejos hojas tristes solamente.
La bandera medio izada, campanas doblando a réquiem.
El exilio es un camino difícil de contra marcha
penitente y arraigado.
Me regalaron a Víctor, supe de Violeta Parra.
Y en Alamar los balcones una cueca susurraban
y Neruda fue el poema veinte de la madrugada.
(III)
Y a dónde fuiste a dar con tu equipaje de sol
a mi tierra, señor.
Con sus casitas pequeñitas y con balcón
palomar de la tristeza y en sueños poder volver.
(III)
Algunos no entendieron ese estatus de extranjero
y se fueron a buscar algo mejor.
Cada uno por su banda fueron a parar a Holanda
o a países de una nórdica región
pues de momento allí no hay racionamiento
y hay autobuses vacíos, y el calor es más pasable que en el mío.
(I)