Caminábamos los dos bajo la noche,
para ti la luna, para mi tu voz.
Y camino abajo fue que callado te besé,
y no supe yo que hacer con este amor.
Caminábamos los dos perfume adentro;
a tu mano se aferraba mi razón.
Y no se muy bien decir si estas flores de jardín
o tu pelo destilaban ese olor.
La luna impar, dejándose mirar, y tu me sugerías algún verso.
Para seguir mirándonos la luz de una ventana atravesó el silencio.
Y pudo más la vida que los dos, o bien quiero decir, fue más mi miedo.
Caminábamos los dos perfume adentro (etc.)